
Leo Brouwer, a la derecha, junto a Silvio Rodríguez / NIURKA GONZÁLEZ
El 12 de julio de 2019 el Gran Teatro de Córdoba acogió una cita muy especial. Fue con motivo de la trigésimo novena edición del Festival Internacional de la Guitarra. En ese magnífico escenario y dentro de dicho evento, la ciudad quiso rendir un merecido homenaje a Leo Brouwer. Resultaba justo reconocer a quien fue una de las figuras más relevantes de la cultura de la capital en su historia reciente. No en vano, gracias a él existe la Orquesta de Córdoba.
Leo Brouwer fundó el conjunto filarmónico en medio de un año repleto de hitos para España. Ocurrió en 1992, cuando el país vivió la Exposición Universal (Expo) y los Juegos Olímpicos, lo primero en Sevilla y lo segundo en Barcelona. Incluso gozó de la Capitalidad Cultural Europea de turno, título que fue para Madrid. Precisamente este último hecho fue un varapalo para Córdoba, que aspiró a la designación y se quedó sin nada, probablemente porque la capital de la nación no podía estar de vacío.
Con ese contexto nació la Orquesta de Córdoba de la mano de Leo Brouwer, que no es un músico más. Un par de días antes del concierto, cuya crónica tuve ocasión de escribir, dediqué un reportaje a parte de su trayectoria. En concreto, recordé y realcé -o eso procuré- su trabajo en Cuba, su país natal, donde impulsó el Grupo de Experimentación Sonora (GES). La iniciativa reunió a artistas como Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, que poca presentación necesitan, y supuso el surgimiento de la Nueva Trova.
Todo lo narré en un texto publicado el 10 de julio de 2019 en Cordópolis.
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