
Monumentos de Castilla y León / RAFA ÁVALOS
No son pocos los tesoros históricos con que cuenta España. Sucede más bien lo contrario. Tenemos un país muy rico en patrimonio. En el apartado gastronómico lo es también. Dos aspectos que, unidos a la oferta cultural, permiten disfrutar al máximo. El amante del turismo en esta triple vertiente no debería tener dudas sobre una opción vacacional, alejada del tópico de sol y costa, tan interesante.
Pongamos como ejemplo Castilla y León, donde es posible gozar de estilos arquitectónicos tan dispares como el románico o el modernista; de propuestas museísticas tan diferentes como una valiosa muestra de arte sacro o una colección de títeres; y de productos exquisitos como el chuletón de Ternera o el torrezno de cerdo. De todo ello hablaré en este espacio.
Mostraré Castilla y León en una serie de reportajes cuyo origen está en las tres rutas estivales que realicé entre 2020 y 2022. Faltará mucho por descubrir una vez acabé, ya que el formato de viaje tenía un gran condicionante. Me desplacé en tren, y en algún caso excepcional en autobús, lo que impedía, según el planteamiento hecho, visitar muchas localidades de gran interés.

El fundamento principal en mi caso fue conocer las nueve capitales de Castilla y León. A ello añadí en cada viaje una parada en otro municipio, con rango de pueblo en base a su población. Por tanto, quien tenga el coche como medio de transporte podrá, si lo desea, acercarse a otros muchos lugares igualmente ricos, sobre todo en la vertiente doble de patrimonio y gastronomía.
Esta serie de reportajes no es una guía periodística de modelo cerrado. Nada más lejos de la realidad. Se trata únicamente de una aportación de información interesante, curiosidades y sugerencias por si el lector/la lectora un día desea conocer cualquiera de los destinos. Vuelvo a la estación, tomo de nuevo el tren y arranco otra vez el viaje. Córdoba es el punto de partida, por cierto.

RUTA 1
El viaje por etapas comenzó en Ávila, con su archiconocida Muralla, pero con mucho más por conocer -como el Real Monasterio de Santo Tomás, visita ineludible-. Tres días después el destino fue Salamanca, donde al patrimonio se unen propuestas como el Museo de Art Déco y Art Nouveau -en la modernista Casa Lis- o el Museo de Historia de la Automoción. Medina del Campo, en Valladolid, ofreció su Castillo de La Mota o el Palacio Real Testamentario -donde falleció Isabel la Católica- en forma de parada intermedia. La ruta acabó en León, donde Gaudí legó la Casa Botines para unir su genialidad a la impresionante Catedral y el resto de patrimonio.
RUTA 2
La ruta arrancó esta vez en Zamora, ciudad en la que es posible pasar del románico al modernismo en sólo unos metros o aproximarse al trabajo artístico de Baltasar Lobo. El segundo destino fue, en esta ocasión, Palencia, cuya presentación bien podría hacerse con el sobrenombre de su Catedral, la Bella Desconocida. La etapa entre capitales tuvo lugar en este viaje en Astorga, en León, donde también hay presencia de Gaudí -en el Palacio Episcopal-, entre otros atractivos. Terminó el viaje en Burgos, en la que no debe olvidarse la visita al Monasterio de Santa María La Real de Las Huelgas, o, en otro ámbito, el Museo de la Evolución Humana.

RUTA 3
La última ruta tuvo su inicio en la siempre mágica Segovia, ciudad en la que uno no deja de descubrir más allá de su trío esencial: Acueducto, Catedral y Alcázar. Aunque el principio real estuvo en el Real Sitio de San Ildefonso, en la provincia homónima, y en su apabullante Palacio Real y los Jardines y las Fuentes del mismo. A los tres días fue turno de Valladolid, donde es imprescindible visitar el Museo Nacional de Escultura y relajante pasear por el Parque de Campo Grande. El punto final en este viaje se dio en Soria, quizá la gran desconocida de Castilla y León, donde percibir a Antonio Machado, respirar junto al Duero o ensimismarse con la Ermita de San Saturio.