
Los jugadores del Córdoba CF celebran su triunfo en Bilbao en 2014 / EITB
Si una espinita tengo clavada en la porción futbolística de mi corazón es no haber conocido San Mamés. Y me refiero al estadio original, la ‘Catedral’. En su día lo olvidé con un espléndido contrapunto, efímero eso sí. Recuerdo que estaba en el salón de mi casa; no tuve oportunidad de viajar. Desde muchos minutos antes de la hora señalada, estaba sentado en el sofá. Tenía el ordenador encendido, por supuesto. Miraba con ansiedad la televisión. El estrés me atenazaba. Quizá siempre me he tomado excesivamente en serio mi trabajo. Lo cierto es que, aun con un puñado de años de experiencia, sentía los nervios propios del principiante. Mi percepción era que aquel partido no era uno más.
El 6 de diciembre de 2014 escribí una de las crónicas más especiales de mi vida. Y lo es todavía a día de hoy tanto en lo profesional como en lo personal. La noche de ese sábado, festivo en España -Día de la Constitución-, el Córdoba CF -en adelante “el Córdoba”- venció lejos de El Arcángel. Lo hizo en Primera. Por primera vez esa temporada (2014-15). Y superó a uno de los tres equipos que siempre militó -y aún lo son- en la máxima categoría; a uno de los grandes entre los histórica y realmente grandes. Sucumbió el Athletic en su campo, San Mamés. El nuevo estadio. El conjunto blanquiverde logró su primer triunfo en la elite después de más de cuatro décadas. Yo lo conté.
Si te interesa…
Crónica del Athletic 0-1 Córdoba (Cordópolis): Con un león como presa y tres puntos de trofeo
Antes de continuar, el relato necesita un breve contexto. El Córdoba había ascendido a Primera sólo unos meses antes. Acabó con una espera tan larga como difícil. Lo consiguió de manera sorpresiva, como casi todo lo que hace. Cuando todo estaba perdido, salió triunfante. Cuando semanas atrás parecía abocado al descenso… Y no comenzó mal su andadura en la elite. Perdió, pero en un partido en que quizá mereció un punto. Al menos dejó buen sabor de boca. En el Santiago Bernabéu se estrenó. El Real Madrid tuvo que trabajar duro para imponerse (2-0). Después, 12 jornadas más sin conocer la victoria.
Tenía que sumar de tres algún día. Sucedió en San Mamés. Fue merced a un solitario gol de Nabil Ghilas, reconvertido para la ocasión en un velocista. El Córdoba estaba dirigido ya por un entrenador distinto al que arrancó la temporada. Miroslav Djukic, que tampoco finalizó el curso en el banquillo, suplió a Albert Ferrer. El serbio, al igual que su predecesor, no daba con la tecla. Pero en Bilbao tocó. Bastantes aficionados fueron a la capital vizcaína con el sueño de vivir, in situ, lo que terminó por producirse. Llegó el triunfo anhelado más de 42 años: el conjunto blanquiverde venció por última vez en la máxima categoría el 7 de mayo de 1972, ante el Barcelona (1-0).

No fue un partido equilibrado. Aunque tampoco se desarrolló con la teórica diferencia entre rivales. En cualquier caso, el Athletic no supo romper el plan del Córdoba, que se alimentaba de contragolpes. Fue en uno de ellos, si no el primero, casi, cuando Ghilas marcó un gol para la historia. El franco argelino, que no era el tonel del primer día pero contaba con un pesaje importante, se adelantó en un pase de los rojiblancos. Robó. Era la línea de medios. Sorteó a un primer rival. Después dejó atrás a otro. Engañó al portero, Iraizoz en ese encuentro. Y disparó con tranquilidad pero con perfección. Él solo ejecutó una ofensiva de Primera.
Corría el minuto 22 cuando el tanto de Ghilas subió al marcador. Por delante había más de una hora de partido. Quedaban casi 70 minutos de sufrimiento. La verdad es que no hubo tanto de esto último. El Córdoba no se sintió demasiado apurado para mantener su ventaja hasta el final, aunque el Athletic acumuló bastantes ocasiones para marcar. Incluso dispuso de alguna que otra opción para cerrar el encuentro. Principalmente la inmejorable llegada en solitario de Campabadal al área rojiblanca. El lateral mandó el balón a Burgos -si se me permite la expresión- con un remate que debería pasar a los anales del horror sobre el césped. Lo peor es que culpó al verde cuando simplemente no estaba capacitado para hacer lo que, por mor del destino, le correspondió en ese instante.
Pese a que el triunfo no parecía peligrar, los nervios seguían presentes. Era normal, el Córdoba se mostraba inútil a la hora de certificar victorias. De hecho, como dije y como recordará la afición, ésta fue la primera de aquella temporada. Y la primera tras más de 42 años, insisto. Y yo lo narré. Estaba eufórico a la par que estresado -que eso no falte…-. Sin embargo, ese 0-1 histórico pasó al ostracismo de la memoria colectiva en muy poco tiempo. Una temporada nefasta -el conjunto blanquiverde descendió con apenas 20 puntos- y una posterior sucesión de gestiones calamitosas -por no utilizar palabras peores- llevaron al club casi a su desaparición. Como para recordar ese curso 2014-15 y esa puntual alegría en Bilbao. Yo no puedo borrarla de mis archivos mentales.

ALGUNOS DATOS
- El Córdoba compitió de inicio con Juan Carlos, Campabadal, Deivid, Íñigo López, Pantic, Pinillos, Borja García, Luso, Abel Gómez, Fidel y Ghilas. También jugaron Crespo, Ekeng y López Silva.
- Iñaki Williams, hoy uno de los delanteros más reconocidos en España, debutó con el primer equipo del Athletic en este partido. Además, lo hizo como titular. Todo fue debido a la lesión de Aduriz.
- Mikel Rico, titular este partido con el conjunto bilbaíno, se había enfrentado al Córdoba e incluso al extinto Lucena en Segunda B. Fue con el Conquense (2005-06) y el también desaparecido Polideportivo Ejido (2008-09), respectivamente.
ENTRADAS RELACIONADAS
- Artículo 1: Mi infancia son recuerdos de una grada en…
- Artículo 2: ¡Viene el Sporting!
- Artículo 3: Ferrol: la tortura antes de
- Artículo 4: Martín Palermo y una tarde triste