
Cartel electoral de Vox de 2021 en Madrid / ANDREA COMAS (EL PAÍS)
Aclaración: los únicos culpables de los delitos son quienes los cometen, en el reportaje sólo se muestra la correlación entre un discurso ideológico y reacciones concretas.
Datos: Ministerio del Interior.
Los perpetrados a razón de la orientación sexual o la identidad sexual son los que más incremento han sufrido en los últimos años, como se recogió en el anterior reportaje. Pero es éste el único ámbito de delitos de odio cuyas cifras crecieron sobremanera en España. El segundo que mayor aumento ha registrado es el relacionado con el color de piel o la nacionalidad. Quiere decir esto que se produjo un importante ascenso en las infracciones racistas o xenófobas. Todo ello en un período en que Vox mantuvo un encendido discurso contra la inmigración, principalmente irregular.
Por ejemplo, el pasado 17 de abril, Jorge Buxadé afirmó que «los españoles son los que se ven obligados a convivir en sus barrios con esas culturas incompatibles con nuestra cultura occidental». El vicepresidente de Acción Política de Vox realizó dicha aseveración en una declaración de su partido ante los medios de comunicación. Fue después de que otras formaciones en el parlamento autonómico catalán presentaran una propuesta de reforma del reglamento de la cámara para prohibir «los discursos de odio e intolerantes».
«No pueden ocultar que delincuencia hoy en España es igual a inmigración ilegal», dejó escrito el propio Buxadé en Twitter el día que habló ante los periodistas. Otra muestra de la línea ideológica de Vox en este sentido es el señalamiento permanente de dicho partido a los menores no acompañados (Menas). En Madrid es recurso continuo desde 2021, cuando surgió un cartel por las elecciones a la Asamblea de dicha comunidad que sentenciaba: «Un Mena, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 426 euros». Era falso, no existe una ‘paga’ para esos adolescentes y jóvenes.
Bajo ese mensaje, un lema: «Protege Madrid. Vota seguro». Pues bien, ese año acabó con un total de 678 delitos xenófobos o racistas. Y ahí no se incluyen otros de carácter étnico o cultural como antigitanismo o antisemitismo -son ámbitos propios-. El caso es que esa cifra supuso un 42,73% más respecto de 2014, cuando se produjeron 475. La diferencia entre un momento y otro está en la presencia de Vox en las instituciones y a nivel mediático y social. Por cierto, el período de análisis se establece en base a los datos existentes en la web del Ministerio del Interior.
En 2014, el partido liderado por Santiago Abascal ni siquiera había concurrido a unas elecciones. En 2021 contaba con 52 escaños en el Congreso y 530 concejales en toda España, por hacer dos referencias. De esta forma, igual que se vio con los delitos de odio en general y los cometidos contra el colectivo LGTBIQ+ más concretamente, las infracciones por razón de nacionalidad o raza aumentaron al tiempo que Vox creció. Hasta 2019, en que la formación obtuvo representación, la subida fue de un 18,73%; desde entonces, en un bienio, el incremento fue de un 20,21%.
Para que se vea con más sencillez…
Y no, los extranjeros no delinquen más
Una premisa muy utilizada por Vox en su discurso es que los extranjeros perpetran muchas más infracciones. Trata de criminalizar a los inmigrantes, a los que a veces asimilan directamente con la existencia de delitos. Sus dirigentes insisten, siempre que tienen ocasión, en que son los foráneos quienes más roban, agreden o violan. Como si la delincuencia se debiera única y exclusivamente a ciudadanos de otra nacionalidad u otro color de piel.
Ejemplo reciente fue la acusación a un inmigrante del asesinato de una comerciante en Madrid por parte de Santiago Abascal. Lo cierto es que el crimen tuvo la firma de un nacional y por él fue detenida también una ciudadana española. No rectificó. Sólo admitió, si es que así se puede considerar, que «parece una equivocación». Enseguida arremetió contra las personas de otro origen para señalar que los datos de delitos de carácter sexual «son muy claros». Lo son, pero para nada como él pretende.