
La Guardia Civil investiga un asesinato machista en Pozoblanco / M. AYALA (CORDÓPOLIS)
Aclaración: los únicos culpables de los crímenes son quienes los cometen, en el reportaje sólo se muestra la correlación entre la percepción de la sociedad y reacciones concretas.
Datos: Ministerio de Igualdad.
El 22 de diciembre de 2004 se aprobó definitivamente la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. El texto obtuvo el respaldo unánime del Congreso de los Diputados, incluido el Partido Popular (PP). Aquel año acabó con hasta 72 asesinatos machistas, el segundo peor dato hasta ahora desde que comenzó el recuento oficial. La creación de una base estadística tuvo lugar en 2003, durante el que 71 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas. No había duda de que existía un grave problema. Tampoco en que era necesario actuar.
La situación más negativa, por cierto, se produjo en 2008, con la espeluznante cifra de 76 crímenes machistas. A pesar de que la sociedad modificó su percepción al respecto tras el caso, en 1997, de Ana Orantes, recordado en un reportaje anterior, aún restaba mucho por mejorar. Por fortuna, desde entonces la concienciación fue cada vez mayor y los números fueron notablemente a menos. Como mal menor, por desgracia, sólo en dos ocasiones se contabilizaron o superaron las 60 víctimas mortales de violencia de género: en 2011 fueron 62 y en 2015, 60. Sobra decir que una ya es demasiado.
Casi dos décadas después del segundo punto de inflexión en la materia, España vive una etapa de descrédito de lo que es una auténtica lacra. De nuevo, como mal menor, menos acentuada que años atrás. Sucede, sobre todo, tras el crecimiento de Vox, que mantiene una postura de negación. Por ejemplo, Juan García-Gallardo, vicepresidente de Castilla y León por la formación de ultraderecha, aseguró hace unos meses que la llamada Ley de Violencia de Género «es una anomalía en el mundo civilizado». Dicha sentencia la pronunció el 4 de octubre en la asamblea de su comunidad autónoma.
Ya en 2023, el país asistió a dos espantosos aumentos de los guarismos, tras los que, siempre cabe recordarlo, hay vidas segadas. Recientemente, julio concluyó con ocho mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas, el peor dato en ese mes desde 2019 -entonces se contabilizaron diez-. Este registro rebasó la media de esos 31 días de las anteriores dos décadas: entre 2003 y 2022 fueron 119 las víctimas mortales en este ámbito, lo que conllevaba un promedio de seis -5,95 es la cifra exacta-.
Resulta que julio es el mes en que más crímenes machistas tienen lugar. Aun así, los perpetrados este año son incluso más de los que podrían tenerse como habituales. De hecho, la media sube hasta los 6,05 si la estadística recoge ya los terribles números de 2023. Y se puede mirar todavía un poco más allá. Entre 2014 y 2018, las mujeres a las que mataron sus parejas o ex parejas fueron 28. Entre 2019 y 2023, el lustro en curso, fueron 31. Por tanto, se ha producido un incremento respecto de los anteriores cinco años. También se elevó el promedio, de 5,60 a 6,20.
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Siete meses de datos alarmantes
Pero no sólo parece existir un retroceso en lo que a julio se refiere sino en plano anual. Hasta el pasado mes, último completo de la serie, en 2023 se registraron 32 crímenes machistas. Fueron cinco más que en el año anterior (2022) en el mismo tiempo, lo que supuso un ascenso de un 18,51%. El dato es el quinto más elevado desde 2014 -es decir, de la última década-. Si la revisión se hace por lustros, en el más reciente, entre 2019 y 2023, se ha producido una tendencia negativa. En este caso eso significa que crecen los asesinatos de violencia de género.
Excluido 2003, en los primeros cinco años (2004-2008) desde que existen registros de la materia hubo una media de 40 mujeres a las que arrebataron la vida sus parejas o ex parejas entre enero y julio. Luego, con ese período de estudio, España entró en una dinámica descendente: a 35 -35,40 con más exactitud- y 30 en los siguientes ciclos de cinco años. Pero, ¿qué ha ocurrido entre 2019 y 2023? La línea no se inclina abajo, al revés: en la etapa actual, el promedio de los siete primeros meses es de 32 -32,20 es la cifra concreta-.
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