
Luis Rubiales, indecoroso tras la final del Mundial femenino de fútbol / DAVID GRAY (AFP)
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[HILO: sobre el comportamiento de Rubiales] Lo hemos visto todos. En vídeos y fotografías. Sin embargo, él y sus vasallos quieren hacernos creer que ocurrió de otra forma. Como si el resto fuéramos estúpidos. Como si no tuviéramos capacidad de discernir. Y ellas lo padecen. | Sobran 6 caracteres. |
Las integrantes de la selección femenina de fútbol, y España con ellas, se habían ganado el derecho a una celebración por todo lo alto. El domingo lograron un éxito histórico. De verdad, no es un tópico. Se proclamaron campeonas del mundo. El país lo vivía por primera vez. | Sobran 7 caracteres. |
Las jugadoras debían ser las protagonistas. Así fue hasta que apareció un individuo que ni los personajes de Fernando Esteso -cuatro décadas después-. Era y es Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, que estos días ha ofrecido un espectáculo bochornoso. | Sobran 4 caracteres. |
Para celebrar el título, el tipo manoseó su escroto en el palco del estadio en que se disputó la final del Mundial. A sólo unos asientos de la reina y la infanta Sofía, por si fuera poco. Después, llevó sobre un hombro, cual jamón, a una futbolista (Athenea del Castillo). | Sobran 8 caracteres. |
Y para redondear, besó en la boca a otra jugadora (Jenni Hermoso) mientras sujetaba la cabeza de ella con sus manos. Este gesto es el que casi una semana después concentra la mayor atención. ¿Cuál fue la respuesta de Rubiales ante las críticas? Primero, insultó sin mesura. | Sobran 7 caracteres. |
Segundo, se disculpó en un vídeo. Aunque después de presionar a la futbolista a participar del mismo. Quizá sin querer, Hermoso tardó sólo unos minutos en dejar claro que no colaboró en el beso. «No me ha gustado, eh. ¿Qué hago yo?», expresó en el vestuario. En un directo. | Sobran 7 caracteres. |

Y tercero, Rubiales dejó entrever que dimitiría para en realidad cerrar su zafia interpretación. No sólo no se marchó sino que pronunció un discurso vomitivo. Retomó la idea de la conspiración contra él. Atacó a todo ‘quisqui’. Y mostró, sobre todo, un machismo recalcitrante. | Sobran 4 caracteres. |
Responsabilizó a la jugadora del «piquito», con un relato repugnante. Ella ya había dicho -otra vez- que no fue consentido. Al tiempo, se presentó como víctima del «falso feminismo», que «es la gran lacra» de España. Todo ello, con una actitud agresiva. Le aplaudían. Más asco. | Sobran 3 caracteres. |
Resultado: el Gobierno trata de suspenderle, Hermoso tuvo que defenderse y decenas de futbolistas renunciaron a la selección. La Federación contestó con un comunicado lamentable y Rubiales, ahí sigue. Se la trae floja, nunca mejor dicho, la reprobación generalizada -y global-. | Sobran 3 caracteres. |
En su esperpento, el tipo ha tenido la complicidad de no pocos periodistas y medios. Que no se olvide. Lo cierto es que uno ya no sabe si son peores los hechos o las palabras. Su comparecencia le definió como una persona despreciable. Una petición de perdón quizá pudo servir. | Sobran 3 caracteres. |
Pero su egolatría es inabarcable. Cree estar por encima del bien y del mal. Realmente, es un hombre del pasado en un mundo irreal; un garrulo y un cínico sin escrúpulos. Por desgracia, en su universo hay otros muchos, y no sólo en el fútbol. Se trata de un problema mayor. | Sobran 8 caracteres. |
Es un asunto de la sociedad en su conjunto. Ni siquiera de feminismo. Para mí, en todo caso, la dignidad la demostraron ellas. Las vencedoras del Mundial, que merecen un reconocimiento total. Él y sus adláteres son indecentes. Yo quiero más campeonas y menos mastuerzos. | Sobran 10 caracteres. |