
Uno de los actores de «Cabaret», en los camerinos del Gran Teatro de Córdoba / MADERO CUBERO (CORDÓPOLIS)
Córdoba no goza de una amplia oferta en este sentido. Está muy lejos de Madrid, por poner un ejemplo muy claro. Pero, al menos, de vez en cuando quienes gusten del género tienen oportunidad de disfrutarlo en el Gran Teatro. Con el musical no suele existir término medio, o te encanta o lo odias. En mi caso, es lo primero. Me permite vivir una historia distinta a la propia, incluso a la real en general. Por eso me especialicé, por decirlo de alguna forma, en este tipo de espectáculos. Casi más como cronista que como crítico.
Uno de los montajes que tuve ocasión de ver y contar para quienes no tuvieran ocasión de hacerlo fue Cabaret, que enseguida nos hace recordar a Liza Minnelli -protagonista de la historia en el cine-. El musical llegó a Córdoba en 2017, con numerosas funciones entre finales de enero y principios de febrero. Los y las que pudieron presenciar la obra en el Gran Teatro tuvieron la suerte de descubrir un torrente interpretativo en Cristina Castaño, muy alejada de sus roles habituales en televisión y cine. Entre otros aspectos.
En este caso no sólo escribí la crítica-crónica de la primera función del musical, que giraba por España desde tiempo atrás con motivo de su 50 aniversario. También me dieron la opción de conocer lo que sucede más allá del escenario, en camerinos, con la preparación de todo también sobre las tablas… Hice lo que suele llamarse un backstage y lo viví como una experiencia única. Es lo que traté de transmitir en el reportaje al respecto. No sé si lo conseguí, pero ahí quedó el intento.
Todo lo relaté en un texto -con vídeo del compañero Madero Cubero- en Cordópolis el 2 de febrero de 2017.
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