
Sombras de dos niños en una pared / GETTY IMAGES
Aclaración: los únicos culpables de los crímenes son quienes los cometen, en el reportaje sólo se muestra la correlación entre la percepción de la sociedad y reacciones concretas.
Datos: Ministerio de Igualdad.
Con 35 hasta la fecha -a vista de este domingo-, los asesinatos machistas superan en un 16,66% a los habidos en 2022 en los ocho primeros meses, tal y como se expuso en un anterior reportaje. Y resta aún más de una quincena para que finalice agosto. El dato en sí mismo es espantoso, pero existe otro realmente estremecedor. Las muertes violentas de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas suponen no pocas veces la orfandad de hijos e hijas. Se trata de un aspecto de sustancial relevancia en lo que se refiere a la violencia de género y suele quedar en un segundo plano.
Antes de revisar las cifras, no está de más señalar que tampoco en este sentido existe unanimidad política. Ejemplo fue lo sucedido entre 2021 y 2022 con una ley orgánica para, entre otras cuestiones, facilitar el acceso a herencias a huérfanos de violencia de género. Primero, en el Congreso de los Diputados la proposición salió adelante con el respaldo de todos los grupos parlamentarios a excepción de Vox, que se posicionó en contra. Después, en el Senado se aprobó definitivamente el texto: hubo 203 votos, 200 a favor y sólo tres en contra, los del partido de extrema derecha.
En diciembre de 2021, Carla Toscano, diputada de la formación liderada por Santiago Abascal, tildó la iniciativa de «propaganda feminista». Aseguró que se trataba de una ley «injusta, discriminatoria e insostenible». «Tan fatal es perder a una madre como a un padre con independencia de quién es el agresor», consideró también. La última de las afirmaciones no deja de ser cierta y correcta, el problema es que siempre aparece dentro de un discurso cuyo objetivo es negar la existencia de la violencia de género.
Mientras, muchos menores son víctimas indirectas de esa lacra. El pasado lunes, el asesinato de una mujer de 27 años en Almería deparó una situación de orfandad de tres pequeños. Además, los hijos asistieron al crimen. Sólo un día después resultaron tres huérfanos también de la agresión mortal de su padre, que se suicidó, a su madre, de 32 años. Ocurrió en la localidad cordobesa de Pozoblanco. Esos seis niños y niñas vinieron a engrosar el espeluznante registro al respecto de 2023. Son 39 los chicos y chicas que perdieron a sus progenitoras a manos de sus parejas o ex parejas.
Dicha cifra rebasa ya el total del pasado año, cuando la violencia de género ocasionó 38 huérfanos. El guarismo, tras el cual hay dramas humanos, como siempre se hace necesario remarcar, es uno de los peores desde que existen datos. En este sentido, la base estadística tuvo su inicio en 2013. A falta de tres meses y 19 días -a vista de este domingo- para que termine, en 2023 ya se ha producido la peor realidad desde 2019. Es más, el número actual se sitúa muy cerca de otros tres anuales. Son los de 2013, 2014 y 2018, en los que se contabilizaron 42, 43 y 41 orfandades, respectivamente.
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Dato positivo: menos menores asesinados
Por no dejarlo atrás, el dato de huérfanos por violencia de género desde 2013 es de 416 niños y niñas. El panorama es horrible, si bien dentro de él se produce un hecho positivo. Uno ya es demasiado, cabe resaltar, pero los asesinatos de menores en este ámbito se han reducido en los últimos tiempos. Hasta la fecha, en 2023 sólo ha habido que lamentar uno. El 23 de enero, un hombre mató a su pareja, Paloma Pinedo, y a su hija -de ella, no propia-, de apenas 8 años.
La tendencia es descendente, y por tanto buena, pese al repunte de 2021. Entonces, fueron hasta siete los menores asesinados en este marco. Desde 2019 han sido 19 los niños y niñas que murieron violentamente a manos de las parejas o ex parejas de sus madres. Se encuentra una media anual de 3,8. El lustro anterior, entre 2014 y 2018, se cerró con 27 víctimas mortales, lo que generó un promedio de 5,4. Con todo, como se puede comprobar, los guarismos todavía son negativos. En realidad, lo son siempre que haya una muerte.
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