
Sinopsis
Durante el reinado del tirano Vlad “El Empalador”, 7 guerreros tienen como misión a acabar con su tiranía de sangre y terror. Para ello, emprenderán una peligrosa travesía llena de trampas y enemigos que les llevará a una gran batalla final con Vlad y su ejército. El destino de un pueblo está en juego, y darán la vida para liberarlo.
Arranca la sinopsis: «Épica historia basada en hechos reales». Con eso es suficiente si uno siente interés, en un momento determinado, por ver una ficción que se acerque a la figura de Vlad III de Valaquia. Que lo haga con el hombre que realmente existió, no al individuo legendario. Por mucho que una condición y la otra estén estrechamente ligadas, tanto que en ocasiones resultan irremediablemente inseparables. Lo cierto es que, después de casi dos horas eternas, la sensación es que mejor habría sido acudir a otra película de terror. Así se evita el engaño.
La mentira es descomunal. Aun cuando la sinopsis permite adivinar que no se trata de un largometraje de corte histórico. De entrada, el filme es tan épico como un recuento de ovejas una noche de insomnio. Historia es, pésima pero es. Básicamente porque el guion es notablemente malo y su desarrollo… Es mejor dejarlo ahí por ahora. De la catalogación «basada en hechos reales» pues… lo único acorde a esa descripción es la presencia del sangriento príncipe valaco. Sí, Vlad Drăculea fue un personaje real y sus horribles actos, también.
Incluso Bram Stoker representó mejor al individuo, conocido como Țepeș por ordenar decenas de miles de empalamientos. No sólo de sus enemigos, también de súbditos. Țepeș significa, en rumano, ‘empalador’. Bueno, este hecho se refleja, de pasada, eso sí, en la película. En cualquier caso, el filme es más bien una especie de excelente trabajo de propaganda. Y tampoco es que uno pueda esperar una mínima decencia discursiva en la Turquía de Erdoğan. Pero, cojones… Con perdón.

El largometraje muestra al gobernante de Valaquia mediado el siglo XV como un tirano sin humanidad. Más o menos lo que fue, es correcto. Surge el problema cuando se presenta el Imperio otomano como un estado ejemplar, donde se defendía la libertad y se respetaban los derechos en los territorios conquistados y dominados. Tócate los… Por supuesto, en ese contexto idílico de la “madre” de Turquía, el villano era un cruel cristiano y el islamismo la única vía para acabar con el mal encarnado.
A todo esto, el título original de la película es Deliler. Hace referencia a siete guerreros otomanos más cafres que siete vikingos, con un aire de sobrenaturales. Uno resucita y todo… Son ellos los protagonistas y no Vlad Țepeș, cuyo aspecto físico ni siquiera se adecúa al que tendría que ser. Y entre tanto sinsentido, flechas incendiarias que al caer generan explosiones más propias de misiles. Era lo que faltaba en un conjunto absurdo, en el que se encuentra uno hasta con un sacerdote que resulta ser un turco musulmán. ¿Era un espía o qué?
En resumen, el filme es tedioso. De sus 115 minutos sobran 114 -y medio-. De repente parece ser una película de acción, de pronto de ciencia ficción, acto seguido de terror. Y todo con un ritmo insufrible, con una retahíla de escenas inconsistentes y con un aroma de drama de telenovela turca, de ésas que tanto se consumen hoy día en España -así está el país-. Vaya, es un regalo… pero de los que se devuelven en cuanto se tiene oportunidad.
La fotografía es buena, el montaje no es del todo malo y la música, con prevalencia de la percusión, es atrayente. Sin embargo, ni el doblaje aprueba. Y no quiero imaginar qué habría sido de mí de haberla visto en versión original subtitulada. En definitiva, no es más que un sobresaliente bodrio. Le otorgo un 3 en un alarde de generosidad.
Por si quieres saber más de Vlad III de Valaquia, que inspiró Drácula…
Vlad Tepes el Empalador, el Drácula histórico
(Reportaje de Covadonga Valdaliso en Historia National Geographic, 22-02-2023.)