
Sinopsis
Eladio, guarda de una finca, acepta el soborno de un cazador. Semanas después su vida entera colapsa. Lo que parecía un vuelco favorable del destino se convertirá en un descenso a los infiernos en el que verá puesta a prueba su cordura.
Muchos insisten en la referencia a Los santos inocentes. No les falta razón. Aunque en parte tan sólo. En la historia subyace aquella diferencia de clases que tan bien reflejó Miguel Delibes en su novela. Y que Mario Camus adaptó magistralmente al cine. Pero con el transcurso de los minutos la comparación, como suele decirse, resulta odiosa. La película, poco a poco, se convierte en un maremágnum de hechos oscuros y hallazgos sobrecogedores. De thriller rural, como se presenta, pasa a no se sabe muy bien qué.
En La espera todo sucede en Andalucía. Años sesenta, la distancia es insalvable entre quienes poseen la tierra y los que están a sus órdenes. No es malo el punto de partida, ni mucho menos. Sobre todo, cuando se intuye a Pedro Casablanc al inicio del filme. Porque en la primera escena sólo se observa al protagonista. Víctor Clavijo es Eladio, el guarda de una gran finca. Y su interpretación es, sin duda, lo mejor de la cinta. Jamás falla el algecireño, al que es un placer escucharlo en su andaluz.
Precisamente que el rodaje se desarrolle con ese dialecto es otra de las gozadas de un largometraje que promete mucho y quizá ofrece poco. Es normal lo primero, pues surge de la creatividad de un cordobés. Se trata de Francisco Javier Gutiérrez, que ya mostró su singular visión del terror en la España apartada en 3 días (2008) -protagonizada por el propio Víctor Clavijo-. De vuelta al filme, su primera media hora evoca a la perfección un contexto desagradable… menos para el sector acomodado.

Gutiérrez acierta en el apartado visual. En pantalla se contempla un escenario casi árido, que es idóneo para una narración de este tipo. Ya ocurrió en su anterior película, antes citada -entre medias dirigió Rings-. Si todo es positivo… ¿Dónde está el problema? Hay grietas, básicamente en el guion y en la evolución del metraje. Esto es, en la intención del cineasta y en el ritmo del relato. Por momentos, la tragedia humana que sufre Eladio se torna en una sucesión de descubrimientos extraños.
Aunque el acabose en la historia se produce con el final. Tan pronto existe una respuesta a todo lo que ocurrió antes como la realidad se difumina en lo paranormal. Thriller, según la Real Academia de la Lengua, es intriga, suspense. En La espera se pretende, pero se acerca más al terror. Con todo, mucho peor es lo anodino del desarrollo. Durante no pocos minutos la progresión es casi imperceptible. Tanto que es complicado mantener una adecuada concentración. Es como estar a la expectativa y sufrir un plantón.
Todo lo dicho es sólo una opinión. Quizá para no tener en cuenta dado que el filme es un éxito en Estados Unidos. Hasta el punto de que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas norteamericana, la misma que otorga los premios Óscar, quiere contar con el libreto original en colección permanente. Será que uno perdió el criterio, o que no lo tuvo nunca. Por cierto, La espera aprueba para un servidor. Y nada más.